La historia del Coliseo Romano
El Coliseo o Anfiteatro Flavio, es un anfiteatro de la época del Imperio romano, el mismo; ha estado construido en el siglo I y esta ubicado estrategicamente en el centro de la ciudad de Roma. Su denominación original, Anfiteatro Flavio, hace referencia a la dinastía Flavia de emperadores que lo construyó, y posteriormente su nombre Coliseo, por el que es más conocido en la actualidad, se debe a una gran estatua que había cerca, el Coloso de Nerón, que no ha llegado hasta nosotros. Por su conservación e historia, el Coliseo Romano, es uno de los monumentos más famosos de la Antigüedad clásica.
Fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1980 por la Unesco y una de Las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno el 7 de julio de 2007.
Los materiales utilizados en la construcción de este, son bloques de travertino, hormigón, madera, ladrillo, piedra (toba), mármol y estuco. En la antigüedad poseía un aforo para unos 65 000 espectadores, con ochenta filas de gradas.
Su inauguración duró 100 días, participando en ella todo el pueblo romano, sin embargo; durante su celebración muriendo decenas de gladiadores y fieras que dieron su vida por el placer y el espectáculo del pueblo.
El Coliseo romano, albergó espectáculos como las venationes (peleas de animales) o los noxii (ejecuciones de prisioneros por animales), así como las munera: peleas de gladiadores. Se calcula que en estos juegos murieron unas 200 000 personas. Asimismo, se celebraban naumachiae, espectaculares batallas navales que requerían inundar la arena de agua.
En consecuencia, entre los siglos V y VI se prohibieron las luchas de gladiadores y de animales salvajes, y en el siglo XIII el Coliseo se convierte en fortaleza. El último espectáculo que albergó el Coliseo del que se tiene noticia es en el año 523 por orden del rey godo Teodorico.
Lamentablemente a lo largo de los siglos XV y XVI, el travertino que lo recubría fue arrancado para emplearlo en otras construcciones, por ejemplo, el Palacio Barberini y el Puerto de Ripetta. Un conocido dicho latino reza “Quod non fecerunt Barbari, fecerunt Barberini” (lo que no hicieron los bárbaros, lo hicieron los Barberini). El expolio de piedras continuó hasta 1749, cuando Benedicto XIV consagró el monumento como lugar santo en memoria de los mártires allí ejecutados (si bien se cree que la mayoría de éstos fueron martirizados en el Circo Máximo).
En el Presente
El Coliseo romano, es sin duda alguna, uno de los grandes atractivos turísticos de Roma. Ya que el mismos ha sido llevado al cine en múltiples ocasiones, destacando sobre todo la reconstrucción digital mostrada en la película Gladiator.
En 1980, la Unesco declaró el centro histórico de Roma, incluido el Coliseo, Patrimonio de la Humanidad. Desde 2000, las autoridades mantienen el edificio iluminado durante 48 horas, cada vez que en algún lugar del mundo, se le conmuta o aplaza una sentencia de muerte a un condenado.
El Coliseo fue desalojado, pero el 7 de agosto de 2011 por una alarma de bomba, que resultó inexistente. Una llamada telefónica había informado que; había una lata con cables colgando. Según el alcalde de Roma, «Tenía algo de trementina, una batería y dos cables, pero ningún material explosivo».
En el verano de 2016, culminó una trabajosa tarea de limpieza del exterior del edificio, la primera de tipo integral que se le ha realizado en toda su historia; un proceso iniciado casi tres años antes. Financiada por la firma de calzados Tod’s, la restauración consistió en el lavado de superficies mediante agua pulverizada (respetando la pátina de piedra y mármoles) y en la sustitución de estucados no idóneos.
Aunque la estructura está seriamente dañada, debido a los terremotos y los picapedreros, el Coliseo romano, siempre ha sido visto como un icono de la Roma Imperial, y es uno de los ejemplos mejor conservados de la arquitectura romana. Es una de las atracciones turísticas más populares de la moderna Roma, y aún está muy ligado a la Iglesia católica, por lo que el papa encabeza el viacrucis hasta el anfiteatro cada Viernes Santo.
Recorrido del Coliseo, Foro Romano y El Palatino
El tiempo para realizar este recorrido depende de la condición física del visitante y del tiempo o días que tenga para realizar sus vistas a los diferentes destinos.
En mi experiencia personal recorrer el Coliseo, el Foro Romano y el Palatino, fueron más de 4 horas, la mayor parte dedicadas al Foro Romano. De todo el recorrido El Palatino, es quizás el lugar que menos tiempo lleva en visitarlo puesto que, la espectacularidad de las construcciones que se conservan es menor. No obstante, es una de las zonas más antiguas de Roma y una de las siete colinas de la ciudad. Allí se pueden ver los restos del Hipódromo de Domiciano, el bonito palacio Domus Flavia, las casas de Livia y Augusto, los Jardines Farnesianos y un pequeño museo con piezas halladas en las excavaciones realizadas en la zona.
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